Sostenidos
por un hilo que suponemos maroma,
aferrados
a un día pasado creyendo sostenernos en hoy…
pero
cayendo irremediablemente en mañana.
Y
vuelta a empezar.
Apoyarse
en una razón, aunque persiguiendo otra;
pensar
que para llegar a la siguiente falta un tramo,
pero
continuar con un nuevo rodeo.
Distanciamiento
eterno.
Ralentizar,
por miedo a lo desconocido,
agarrándonos
al inestable asidero de la mente,
sin
confiar jamás en lo que hay.
La
ilustrada ceguera.
Plantarnos
en esa falsa seguridad,
dudar
buscando lo inmutable,
ignorando
que la vida consiste en estar vivo.
Miedo
al movimiento.
Dependiendo
del exterior
-circunstancias,
vacías diversiones-,
sin
advertir que no hay separación.
Desconocimiento.
Muletas
para no caernos del mundo,
apaños
sujetos al devenir inseguro
de una
vida sin argumento,
prisioneros
de nuestros propios temores.
Muletas
a cada momento
-porque
sin ellas “no podríamos” caminar-;
no
saber sostenerse en pie,
y
pensar en alas…
¿Ignorancia?
Una
máscara mientras cambio en esencia,
excusarme
por hacer lo que no acepto,
vida
eternamente provisional
y
programada para cuando, un <<mañana>>, lo haya superado.
Ausencia
de presente.
Hay
quien no usa muletas porque SABE,
quien
camina porque VE
y quien vuela porque QUIERE.
Nieve Andrea, entre 0:30 / 29
agosto 2005 y 29 enero 2006
Imagen: Mike McGlothlen https://fineartamerica.com/featured/crutches-mike-mcglothlen.html
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