Armoniosos
compases,
que al unísono siguen
los pies,
qué fácil
coordinar, conectar, inspirarse…
Se hizo tu
esencia un nido
en tu súbita
ausencia,
ese espacio te
reclama.
A tu partida,
todo continúa:
día a día sonríense
las caras,
mutuamente los
ojos saludan,
hola, qué tal,
bien y tú.
El mecanismo fluye,
la vida rueda…
Pero entre nota y
nota,
en tu espacio enlazado
entre los pasos…
…un colosal silencio
hondo,
espera
expectante.
Te me has
enroscado la existencia
entre filosofías
y danzas,
entre sonrisas y gestos;
y allí entre cada
diente de los fieles engranajes…
(y en cada
instante y lugar donde faltes)
…aguarda todo un
universo, demandando tu presencia.
Nieve Andrea,
Octubre 2017
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