Navegar con las
velas recogidas,
la bandera baja,
los remos sumergidos.
Silencio absoluto
siguiendo la corriente
el océano guíe,
el viento empuje
lo que logre
empujar sin frenos ni guías,
sin anclas,
amarras o motores.
Un alto en el
camino,
que una aparente
deriva
decida la ruta
verdadera,
y lejos de un
azar o un destino,
lleve al centro
mismo
del Océano del
SER.
Nieve Andrea, 24 Enero 2018
El barco de la vida no es fácil gobernarlo, a veces nos equivocamos al tomar las decisiones y naufragamos estrepitosamente, pero hay que seguir intentándolo.
ReplyDeleteBesos
Claro, para eso está la "aparente deriva"... hacer silencio dentro permite que el barco se redirija en la dirección correcta... sin que interfiera el "yo", y por tanto sin el riesgo de naufragar o acabar donde no se debe. La versión marítimo-filosófica del "reiniciar informático".
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