Thursday 8 March 2018

Alas


Fluye en el Cosmos
la historia de un vuelo…

Vetustos ladrillos de pensamiento
enquistados, dormidos, abrumados,
encerraban la luz más dulce,
la inocencia y la certeza,
y también la magia insondable:
el Absoluto y el Niño Infinito.

Cápsula atemporal, cadena invisible,
dada desde lo ancestral,
anclando al SER a lo limitado,
asustando e hiriendo al corazón,
dejando la ternura fuera,
en sed de felicidad,
hambre de amor, de acogida.

Dentro, el océano profundo,
rizándose en olas clamaba
L I B E R T A D…
…y el canto de las mareas,
y un faro tendido en sustento,
ayuda al otro, ayuda a sí mismo,
intermitente luz eclipsándola la duda,
y aquella ancla frenando el vuelo…
pero luz al fin.

Una primera tempestad, y otra, y otra,
y poco a poco, algunos ladrillos perdieron forma,
otros comenzaron a caer estrepitosamente,
bajo la fuerza creciente de las olas del corazón,
resquebrajando la aprisionante torre,
desde dentro, como todos los naceres.

Con las grandes tormentas,
riadas de liberado dolor y tristeza,
terrores inexplorados, anclados amarres,
de tiempos pasados, de heridas en blanco y negro,
agua, agua y más agua,
lavando el fango, oxidando las cadenas,
disolviendo el miedo y la culpa,
dando paso al fuego brillante de mil soles,
salpicando el agua sanada y salada
de incontables arcoíris y blancuras sin medida.

Y allá arriba en el Cosmos,
celebran los ángeles, los guías y las hadas,
bailan extasiados los querubines,
al tiempo que el último resquebrajo del muro
con gran estruendo se desmorona.

Es triunfal la caída del último límite,
esa ola final, transparente,
cristalina, poderosa, expansiva,
vibrando en acorde perfecto,
desplegándose en alas de viento,
etéreo azul, luz de vida.

Nieve Andrea, 5 Febrero 2018 – 8 Marzo 2018
(sobre 2 Febrero 2018)